Carretera de la costa. X

Icono Español. Icon Spanish Varias tandas de surfers entraron al agua. La zona fue ocupada parcialmente, habiendo una gran separación entre los grupos. Dani explicaba fervientemente como fue su ola, yo asentía con la cabeza e iba recordando su trazada. Explicó que la curva final lo cerró, por lo que se encaminó hacia la orilla. Después de dos horas desde la entrada, la mar había crecido. La marea acompañaba el oleaje en su momento más alto. Quince minutos de parón vaciaron ligeramente la zona más cercana a la punta de Langre. Remamos unos metros, situandos enfrente de la divisoria que separa las dos playas. La vista panorámica inyectaba una liviana sensación de felicidad, el viento soplaba en contra y relajaba el rostro.

Una onda de gran tamaño chocó contra los acantilados exteriores. La nueva serie había comenzado. Doscientos metros de distancia habría desde nuestra localización a la primer ola que entró en la ensenada. Una línea delgada y elevada de agua se desplazaba en dirección a la playa. Tomamos posiciones a lo ancho del área. Dani e Irne se dirigieron hacia mar adentro. La onda, ya cercena, pasaba los dos metros de altura. Un golpetazo lanzó a Dani delante de la onda que aguantó el equilibrio para salir delante de la espuma. Irne, mejor colocado, levantó su cuerpo sobre el brazo de aquella. La tabla patino encima de la superficie lisa y pulida. Descendió a la base para girar hacia adentro, rotornó a su cara. El encuentro plasmó en mi memoria la más bonita de las fotos. El agua encima de Irne y sus brazos abiertos, con el cuerpo flexionado que terminaron por sincronizar sus movimientos. Una silueta en el agua indicaba su recorrido, ya oculto a la contemplación.

Coast Highway. X

Icono Inglés. Icon English Several series of surfers entered to the water. The zone was occupied partially, there being a great separation between the groups. Dani was explaining fervently about his wave, I was agreing with the head and reminded his journey. He said that the final curve closed his way, so he went to the shore. After two hours from the entry, the Sea had grown. The tide was accompanying the surge in its higher moment. Fifteen minutes of break emptied lightly the nearest zone to Langre’s Tip. We rowed some few meters which placed us opposite the divide cliff that separates the two beaches. The panoramic sight was injecting a lightweight sensation of happiness, the wind was blowing against and was relaxing the face.

A wave of great size hit against the exterior cliffs. The new series had begun. Two hundred meters of distance, there would be from our location, to her firstly wave that entered the inlet. A thin and high line of water was moving towards the beach. We take positions widthways of the area. Dani and Irne went towards out to sea. The wave, already near, it was spending both meters of height. A hit threw Dani in front of the wave that bore the balance to go out in front of the foam. Irne, better placed, raised his body on the arm of that one. The board was moved on the smooth and polished surface. He descended to the base to turn inward, returning to its face. The meeting took form in my memory as the nicest of the photos. The water on Irne and his opened arms, with the body inflected that ended for synchronizing their movements. A silhouette in the water was indicating his tour, already hidden to the contemplation.

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